El olor a putrefacción se mezcla la tarde de este jueves con la humedad del ambiente en los alrededores de la morgue de Guayaquil. El calor ha evaporado los líquidos de los más de 200 cuerpos en descomposición que los funcionarios de Medicina Legal retiraron el miércoles de un contenedor colapsado y que han distribuido en un depósito refrigerado recién reparado. Estos días la institución presentaba un cuadro de espanto: cuerpos desmembrados, sangre y un hedor penetrante en todas las instalaciones. El caos se ha producido por la gran cantidad de autopsias que tienen que realizar solo cuatro médicos, que ante la alta demanda solo pueden dedicarle 30 minutos a cada cadáver, cuando lo ideal sería entre cuatro y seis horas. Esto deriva en que se pierdan pruebas y se extravíen identidades.