El 5 de octubre, la tierra tembló en Semnan, a unos 200 kilómetros al este de Teherán. Fue un simple terremoto, registrado por el Servicio Geológico de Estados Unidos, pero los usuarios de las redes sociales empezaron a hacer cábalas sobre una supuesta prueba nuclear de Irán. El pasado miércoles, el diario iraní Tehran Times, considerado el portavoz oficioso en inglés del ala dura del régimen de ese país, titulaba su portada “La demanda de armas nucleares crece”, en una información en la que citaba a Ali, un enfermero iraní de 25 años que expresaba su desilusión por que ese temblor no hubiera sido realmente un ensayo atómico. Ese mismo día, se conoció una carta de 39 parlamentarios conservadores dirigida al Consejo Supremo de Seguridad Nacional en la que solicitaban la revisión de la doctrina de defensa nacional, que prohíbe la fabricación de armas atómicas, para “fortalecer la disuasión defensiva” de su país. La misiva citaba al “régimen sionista” [Israel].