Horas antes de que el ataque iraní centrara la atención internacional, el ejército de Israel ordenó en la mañana de este martes a los residentes en unas 30 localidades en el sur de Líbano abandonarlas “de inmediato” y dirigirse al norte del río Awali, hasta a 60 kilómetros de la frontera y 30 al norte de la zona más conflictiva, en la que se encuentran desplegados los cascos azules. “Tienen prohibido ir hacia el sur. Cualquier traslado hacia el sur puede poner en peligro sus vidas”, ha señalado un portavoz militar israelí. “Por su seguridad, deben evacuar inmediatamente sus hogares. Cualquiera que esté cerca de miembros, instalaciones y medios de combate de Hezbolá pone su vida en peligro. Cualquier casa utilizada por Hezbolá para sus necesidades militares es un objetivo”. El ejército ha efectuado el anuncio tras lanzar una incursión terrestre, acompañada de fuego aéreo y de artillería, sobre cuya magnitud y profundidad han ido surgiendo incógnitas con el paso de las horas, más aún tras los 200 misiles lanzados por Irán, en venganza por “el martirio de [el líder de Hamás], Ismail Haniye”, el pasado julio, en Teherán; la intensificación de los ataques del régimen sionista a Líbano y Gaza y los martirios del líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, y del Comandante de la Guardia Revolucionaria [de Irán], Abbas Nilforoushan, en el mismo bombardeo, la pasada semana.