Estados Unidos arrancó este lunes de nuevo una (otra) de las semanas más impredecibles de su memoria reciente con todos los ojos puestos en la vicepresidenta Kamala Harris. La histórica renuncia el día anterior del presidente Joe Biden a continuar en la carrera presidencial y su posterior respaldo a Harris la dejó como el más probable recambio a la cabeza del Partido Demócrata a menos de cuatro meses de la cita de las urnas para derrotar a su contrincante, el republicano Donald Trump. Por ese motivo, un acto inane en la agenda de la vicepresidenta en favor del deporte de base se convirtió de pronto en el acontecimiento de la jornada en Washington.