La Argentina del ultra Javier Milei se ha convertido en refugio de decenas de bolsonaristas prófugos de la Justicia brasileña. Están condenados —o procesados, en algunos casos— por el asalto golpista a las sedes de la Presidencia, el Congreso y el Tribunal Supremo el 8 de enero de 2023. Algunos cruzaron la frontera en autobús, otros en coche e incluso en bicicleta; los hay que escaparon primero a Uruguay y los que llegaron directo aquí. Como cualquier visitante brasileño en Argentina, para entrar se limitaron a mostrar su DNI en Migraciones. Pero, a diferencia de los turistas, el primer paso de los recién llegados fue dirigirse a la Comisión Nacional de Refugiados y solicitar asilo político. Una petición que supone tener automáticamente permiso para trabajar. Imposible saber su color político, pero el caso es que 126 brasileños hicieron ese trámite en el primer semestre de este año, según datos de Acnur (la agencia de la ONU para los refugiados).