Una hora y media en coche, si el tráfico se porta, separan Milwaukee, en Wisconsin, de Chicago, en Illinois. En términos cronológicos de la campaña presidencial más dislocada de la historia reciente de Estados Unidos, esa distancia es de 34 días; los que han pasado entre el discurso de aceptación como candidato de Donald Trump, al final de la última jornada de la Convención Nacional Republicana, y el que la vicepresidenta Kamala Harris ofrecerá este jueves en el cónclave demócrata para sellar su aclamación como líder de un partido que, gracias a ella, ha recuperado la fe en una victoria en noviembre.