Los pisos de madera del salón protocolario, contiguo a su despacho en el Palacio de San Carlos, una construcción del siglo XVI, crujen levemente con la enérgica llegada de Luis Gilberto Murillo (Andagoya, Chocó, 57 años), el ministro de Exteriores de Gustavo Petro a lo largo de este año. Uno de los afrodescendientes de más alto vuelo en la política colombiana, antes fue el embajador en Washington desde el comienzo del Gobierno. Allí tuvo una gestión destacada y discreta de las neurálgicas relaciones con Estados Unidos. Desde que regresó en febrero a Bogotá ha tenido que lidiar con la delicada crisis de la vecina Venezuela, en la que Colombia ha intentado mediar en favor de una salida negociada. En medio de rumores sobre un inminente remezón ministerial, Murillo reivindica su gestión al frente de la Cancillería a pocos días de la espinosa toma de posesión en Caracas.
“Colombia tiene que diversificar su política exterior”
Durante el Gobierno Petro Colombia ha aumentado su influencia en el mundo y su inminente adhesión a la iniciativa de la Franja y la Ruta, el gran plan estratégico de China, no debería afectar su relación con Estados Unidos, defiende Luis Gilberto Murillo. “Colombia tiene que diversificar su política exterior”, advierte el canciller. La instrucción del presidente es mirar más al sur. Dado que Washington no ha podido movilizar recursos importantes para América Latina y el Caribe, la región se ha visto obligada a buscar otros socios. “Colombia es el último país en América del Sur en el que su principal socio comercial todavía es Estados Unidos, en los demás ya es la República Popular China”, explica Murillo al señalar las oportunidades de desarrollo que ofrecen las relaciones con el sur global, con países como Turquía, Sudáfrica e India, pero también con una estrategia para el Caribe. “Nos coordinamos mucho con Brasil en el contexto regional y global, también con Chile, y estamos trabajando de cerca con México en muchos temas”, detalla el canciller. “Colombia tiene que convertirse en un poder intermedio, y eso es lo que estamos construyendo. Para eso necesita una política que sea no alineada, pero muy activa”.