Javier Milei escuchó en primera fila el duro diagnóstico de la Iglesia católica argentina sobre la situación que atraviesa el país sudamericano. El arzobispo Jorge García Cuerva describió una Argentina “que aún hoy sufre las cadenas de diversas esclavitudes” durante el Te Deum celebrado en la catedral de Buenos Aires y pidió unidad a una dirigencia política a la que acusó de “no tener el termómetro social de saber lo que le pasa al argentino de pie”. El mensaje de la cúpula eclesiástica contrastó con la fiesta que aguardaba al presidente en el exterior del templo católico con ocasión del día de la independencia. Miles de personas se acercaron al centro de la capital para presenciar el mayor desfile militar de las últimas décadas e intentar saludar al presidente. Milei lo siguió desde un palco junto a la vicepresidenta, Victoria Villarruel, antes de romper el protocolo y subirse ambos a un tanque de guerra.