Como esas bandadas de pájaros que se acercan y se alejan pero nunca llegan a tocarse, las campañas de Donald Trump y Kamala Harris llevan meses dibujando un obsesivo zigzag por los siete Estados decisivos de las elecciones estadounidenses para ir al encuentro de sus simpatizantes y a la caza de los votantes indecisos, verdadero unicornio electoral.