Si alguien esperaba una disculpa de Donald Trump por los insultos racistas vertidos en su mitin del domingo en el Madison Square Garden, se habrá llevado una decepción. El expresidente ha comparecido este martes en Mar-a-Lago, su mansión en Palm Beach (Florida). Se ha retrasado más de una hora y cuarto con respecto al horario anunciado y ha hablado durante una hora. Solo al final de su intervención ha hecho referencia a ese mitin, pero para decir que “nunca había habido un acontecimiento tan hermoso” y que fue un “festival de amor”.