Tres hombres irrumpieron en la vivienda de J. F. el pasado viernes alrededor de las diez de la noche. “Apuñalaron a mi padre y luego quemaron su cadáver frente a mí”, narra con la voz quebrada. La víctima, de 76 años, y miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se había acostado temprano en la víspera del sabbat, el día de descanso, según su religión. Su hijo intentó intervenir. “Me golpearon y me obligaron a mirar”, recuerda con las manos temblorosas. Así comenzaron tres días de violencia en el barrio de Wharf Jérémie, en Cité Soleil, una comuna empobrecida y densamente poblada de Puerto Príncipe, la capital de Haití: con una ola de allanamientos en las casas a la que siguió una cacería que acabó con la vida de más de 180 personas. A todas ellas, el cabecilla de una banda acusaba realizar rituales de vudú que afectaron a su hijo.